viernes, 23 de septiembre de 2011


Y ¿Qué es la felicidad?

Por Ana María Ramírez Razo

En una ciudad moderna, donde la vida transcurre aprisa, donde casi nadie mira a nadie, donde la gente se ocupa de sí misma y a menudo olvida detenerse a pensar  en cómo está o lo que necesita, es ahí donde nuestra historia comienza. Había una pequeña colonia al sur de la ciudad, en una casa pequeña y bonita, de jardines bien arreglados. Ahí vivía una estudiante de filosofía con sus padres y sus dos hermanos menores, uno de ellos estudiaba mecánica y el otro la secundaria. Sus padres gente sencilla pero muy trabajadora, sostenían su hogar con un pequeño negocio de comida; por cierto, la madre tenía un rico sazón y el padre era muy amable con los clientes, por eso regresaban casi los mismos de siempre.

Esta chica tenía 22 años, la edad de las preguntas y las respuestas, la de la energía y la vitalidad, pero también de las dudas y las ilusiones ante la vida

Era soñadora, creía en la bondad de las personas, pero se daba cuenta de que había muchas personas a su alrededor que no eran felices. Se preguntaba ¿porqué hay gente infeliz? ¿Dónde está la felicidad? Y ¿Qué es la felicidad? Esto ocupaba mucho de su tiempo y gustaba de escribir diversas respuestas a sus interrogantes, pero nunca llegaba a una que la satisficiera del todo.

Consideraba que debía de haber un secreto que ella podría descubrir para encontrar la respuesta

Un día, camino a casa, decidió desviarse y consultar a unos niños sobre la felicidad: éstos le dijeron que estaba en los dulces que comían, en las caricias de su madre, en el poder jugar y reírse con alguna criatura, ¡ah¿ y cuando iban de paseo con papá.

Aunque la respuesta le gusto bastante, decidió que no era suficiente, que tenía que haber más y busco la respuesta de los jóvenes.

Éstos, que estaban disfrutando de un paseo sonde había chicos y chicas, le dijeron que la felicidad para ellos estaba en el poder hacer lo que les gustaba, como dar un paseo juntos, jugar un partido de futbol, platicar con los amigos, compartir muchas cosas y estar bien con su familia.

A pesar de que no le desagradaron las respuestas, ella no se sentía satisfecha, creía que había algo más y siguió en su búsqueda; esta vez decidió ir con  los adultos y esto fue lo que le contestaron: la felicidad radica en la capacidad de responder, en hacer lo que debes hacer porque así lo elegiste, y hacerlo lo mejor posible, enfrentando las consecuencias de tus decisiones, estar bien contigo mismo y con los demás y proveer de lo necesario a tus hijos.

Esta vez la respuesta la inquieto, pero pensó que aún no era suficiente, que la felicidad tenía que ser algo más, aunque ni ella misma sabia describir qué.

Así que decidió hacer el último intento, esta vez buscó a los ancianos para hacerles la misma pregunta.

Ellos con voz calmada y serena, esbozando una sonrisa, le dijeron que la felicidad no está en cosas externas, sino en el interior de cada uno: ¡se trata solo de vivir! Disfrutar cada instante bueno o malo que la vida ofrece. La chica, decepcionada, insistió en la respuesta, pero ellos al ver su reacción le preguntaron: ¿Para ti que es la felicidad?

El resto de la tarde y durante varios días ella se preguntaba eso que tanto le había preguntado a los demás y llego un momento en que vino una reflexión: ¿Por qué busco la felicidad?, ¿Para qué busco en los demás lo que puedo encontrar en mí misma? Así se durmió con estos sentimientos.

A la mañana siguiente se asomo por la ventana de su cuarto, que por cierto era muy grande, y por ella entraba mucha luz, además tenía una vista hermosa y desde ahí podía contemplar varios aspectos del lugar donde vivía.

Sin darse cuenta, empezó a observar esos niños, a los jóvenes, a los adultos y a los ancianos, y en ese momento recordó su reflexión del día anterior y entonces sus ojos se abrieron más, sintió el calor y la luz del sol en su piel, la brisa pasar por sus dedos y sus cabellos, ¡ por fin sabía la respuesta! ¡Había encontrado lo que tanto buscaba! Se dio cuenta de que  esos niños eran felices de jugar, por reír; esos jóvenes eran felices por compartir y estar juntos; esos adultos, por hacer lo que eligieron hacer y por tener una familia, y esos ancianos por sus recuerdos, por su momento presente de paz, es decir, todos eran felices por hacer lo que están haciendo, por ser como eran y por estar en ese lugar en ese momento.

La felicidad entonces, murmuró para sí misma, no es  conseguir algo hacer que alguien haga lo que tú quieres o no significa que jamás llores o sufras, sino está en la capacidad de disfrutar tu momento presente en tu propia historia y con tus sueños futuros.

Se dijo también para sí misma, que su felicidad no dependería de nadie, solo de ella, de sus decisiones, de sus riesgos y de sus logros y equivocaciones.

En ese momento su madre, que cocinaba algo delicioso para la familia, la llamó para que la ayudara. Ella sonriendo al mundo se retiro de la ventana y le dijo a su madre “allá voy”

Y ¿para ti que es la felicidad?

Esta reflexión se las comparto porque es muy cierto que muchas veces no buscamos en nuestro interior la felicidad, sino que muchas veces está enfocada en cosas materiales, yo los invito a que de verdad cada día disfrutemos de las cosas que nos ofrece la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario